¿Alguna vez te han dicho que tienes la delicadeza de una flor? ¡Bah! Dejemos atrás este pensamiento que ya ha pasado de moda. En este blog queremos romper con un mito: las flores y las mujeres son = a fragilidad, y te damos excelentes motivos para pensar lo contrario.
Por mucho tiempo a las mujeres se nos ha comparado con las flores, incluso, te puedo apostar que alguna de tus familiares o amigas lleva el nombre de una de ellas: Margarita, Rosa, Azucena, Dalia...Pero, más allá que sea por su fortaleza y sus increíbles métodos de supervivencia, malamente al sexo femenino se le tacha de “débil”, al igual que a las flores. Pues bien ¿qué tal empezar a cambiar este estereotipo?
Te cuento una cosa, si hay un ser vivo capaz de crecer sin importar las circunstancias, son las flores. Las encontramos en climas extremos como en el desierto, brotando de manera espectacular entre las cactáceas; y hasta en el frío intenso, como la hortensia de invierno, que resiste el helado toque de la nieve. Crecen en la tierra, en la maleza y la corteza de los árboles, sobre el agua ¿y a caso no has visto flores romper el pavimento? Esto sin duda, es una muestra del maravilloso poder que tienen.
Así pasa con nosotras las mujeres. Enfrentamos los malos ratos, nos hacemos caminos entre las barreras, somos resilientes, solidarias y, por si acaso alguien lo dudaba, tenemos la fortaleza para lograr cosas increíbles en cualquier escenario: el trabajo, la familia, la escuela… ¡el mundo!
Así que ya lo sabes, mujeres y flores tienen algo en común: su poder, porque, como nos lo enseñó Mulán [la película]:
“La flor que crece en la adversidad, es la más rara y hermosa de todas”